Me enrabias el anima.
Me vacías de cariño, de amor y libertad
me llenas de ira y de una soledad esclava.
Me haces delirar,
y es que cada vez llevo peor el síndrome de abstinencia,
las frías fiebres están haciendo mella en mí,
no sé cuanto lograré aguantar.
La culpa la tienen tus lunares suspensivos y adictivos
y la obsesión de mis labios por pegarse a ellos.
Mis ganas de devorarte comerte y morderte.
Tus ganas de secarme, hasta haberme arrugado,
para devolverle al agujero del que me sacaste,
en el que no sabía lo bien que había estado
hasta que salí.
Me explotaste como una mafia
y yo ejecuté ese mismo término de una forma más...literal.
Arrasé con todo lo que habías hecho conmigo
y de mí no quedó ni el olvido.
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