Y de repente, la nada. La más absoluta miseria emocional. La fosa más profunda jamás excavada, en el subsuelo de la ira. Después de que tranquilamente un día , el alma hubiera estallado, debido a la fuerte colisión contra un tremendo ariete, a manos de todo un ejército de engendros salvajes. Tu palacio de cristal se ha quebrado, está sumido en una desintegración total. Han caído todas esas vigas que creíste tan fuertes y ahora llega la tormenta. Terremotos. Huracanes. Tempestades. Y el silencio. El silencio, que provoca la ausencia. De nada ni nadie. Sólo tú. Sola, tú.