Cada vez que una nota es abierta en este mi diario improvisado, mi corazón tiembla como resultado del gozo y la alegría que le produce el vacío abismal de una nueva historia, en la que le toca como siempre participar, y es que él siempre es una parte importante, esencial y lo sabe, bombea orgullo con firmeza y a toda velocidad pero el sueño es un enemigo al que no puede vencer una vez más le invade y por mucho que luche las necesidades básicas vencen al buen gusto.
Se conocieron en clase de cocina, eran los alumnos más aventajados, pero un día dejaron de asistir cada vez que empezaban una receta quedaba inacabada terminaban comiéndose el uno al otro, ella se convirtió en su receta favorita y él en la especialidad de la casa, lo que comenzó como un menú degustación, acabó con un banquete de perdices y un felices, para siempre.
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